Tras el espejo

La página de mis ideas

La Naranja de la Culpabilidad

En mi casa ocurre un curioso suceso, el cual os voy a pasar a comentar…
Desde hace unos años venimos notando, mi padre y yo, que cuando toca bronca materna siempre recae en nosotros dos el chaparron de gritos, reproches y demás cositas propias del género…
Pues bien, esto ya nos olía un poco a chamusquina, no es normal, pensábamos, en casa no nos matamos colaborando, eso es cierto….Pero es que si nosotros hacemos poco lo de mi hermano ya es el clímax y el jodio ha desarrollado la técnica de hacer mutis por el foro cuando se huele la tormenta. Mientras mi padre yo tratamos de razonar con el tigre de bengala en el que momentaneamente se transforma madre, él está tranquilamente en su cuarto con la puerta cerrada jugando a la Play o haciendo punto de cruz, me es indiferente…el caso es que alli está escuchando impasible la retahíla de mamá bien protegido en su burbuja…
Generalmente mi padre y yo apelamos a la igualdad en el reparto de improperios preguntando que por qué sólo recibimos la bronca nosotros, que dentro de lo que cabe de vez en cuando le echamos una mano, aunque sea al cuello, y que precisamente el que menos hace siempre se escapa de rositas….A lo cual, la respuesta habitual suele ser un rugido, que a menos que vivais en la Patagonia seguro que lo oís, que viene a decir algo así como "OS LO ESTOY DICIENDO A TODOS"….Momento en el que padre y yo miramos a ambos lados y salvo las bolas esas de ramaje de los westerns, no se ve un alma en metros a la redonda…
Este hecho, que es bastante común, siempre nos habia llamado la atención, no había motivo lógico por el cual mi hermano se escaquease siempre de los dulces arruyos maternos.
Pero hoy eso ha cambiado…la jefa del clan, entre risas y vino blanco, se ha delatado….
Hace bastantes años mi madre solía prepararnos una naranja con azúcar para merendar, hasta aquí todo normal….pues bien, un día la tierna criaturita de mi hermano, que por aquel enteonces tendría 6 o 7 años, decidió que no se comía la naranja porque sabía rara…de pequeño el niño siempre había sido un poco maniítas con la comida, por lo que mi madre, sin hacerle ni puto caso considerando que sería una de las suyas, le instó amablemente a que se comiera la naranja…tras una nueva negativa por parte de mi hermano enfurruñado, que no me la como, que sabe rara, mi madre le pidió de esa manera que sólo ella sabe y que hace que a uno se le contraiga el estómago, que se comiera la naranja de una puñetera vez…el jueguecito siguió como unos cinco minutos -que sabe rara…que te la comas…que no…que voy….- Hasta que mi hermano le dijo, mira pruébala, verás como sabe rara…, momento en el cual mi madre pensando que le iba a dar con el tema de la naranja rarita en las narices, se metió un trozo en la boca para descubrir que….el pequeño estaba en lo cierto…la naranja sabía rara y no era para menos…en lugar de azúcar le había puesto SAL!!! Así que sin decirle nada, cogió el plato y se lo llevó a la cocina y aquí paz y después gloria…
Desde ese momento, hemos llegado a la conclusión, un poderosísimo sentimiento de culpa se apoderó de mi madre y es por este motivo que mi hermano, siempre que el espíritu del tigre está activo, no tiene nada de que preocuparse, ya que nada de lo que oiga irá con él…
Por lo tanto mi padre y yo seguiremos soprtando en solitario, gracias a una naranja que a mi madre le supo mas amrga que salada y que a mi hermano le supuso una bula pontificia de la cual no duda en hacer uso, los arrebatos "tigrescos", que seguro le seguirán dando…
Pero al menos ahora sabemos el motivo…El que no se consuela…es porque no quiere…
Hasta aquí, Raistlina Freud, psicoanalizando a los padres…
 

24 febrero, 2008 Posted by | Desvaríos varios | Deja un comentario